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¿Cómo lograr innovar en una Pyme?

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En un contexto de creciente competitividad en todas las industrias y sectores, las pymes, y sobre todo aquellas que operan en sectores tradicionales, deben plantearse la necesidad de innovar y cómo hacerlo, antes de lanzarse a cambiar por completo el modelo de negocio o a ejecutar iniciativas desordenadas que pueden llevar a perder el rumbo a toda la empresa.

Saber si se debe innovar o no es la primera gran cuestión. Los principales factores a considerar a la hora de tomar esa decisión deben ser:

a) Analizar si el sector en el que se opera está expuesto a grandes disrupciones, a un lento deterioro o incluso a la desaparición.

b) Pensar si la forma en que opera nuestra empresa tiene margen para realizar cambios que puedan derivar en una mayor competitividad.

Si la respuesta a una o a estas dos preguntas es afirmativa cabe plantearse innovar, pero, ¿por dónde iniciar un proceso que la literatura sobre management suele abordar desde la perspectiva de las grandes multinacionales?

A continuación, listamos los 10 mejores consejos para innovar aplicables a pymes que operan en sectores convencionales.

¿Qué encontrarás en este post?

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Los 10 mejores consejos para innovar aplicables a Pymes


1. Innovar no es sólo invertir en tecnología

Antes de fijar objetivos y elaborar la hoja de ruta para alcanzarlos, la innovación requiere superar la vinculación de innovar con invertir en tecnología. Dicho de otro modo, no hay que creer que innovar va a requerir únicamente pagar por implementar las últimas tecnologías, sino ir un paso más allá. 


2. Estar al día en tendencias de innovación

Hasta la empresa más pequeña tiene que prestar atención a cuáles son las tendencias en innovación. Oír hablar hoy del Internet de las cosas puede parecer ciencia ficción para el gestor de una pyme, pero cuanto antes se informe de qué es y qué usos se le está dando en empresas punteras, antes estará en disposición de pensar en nuevas posibilidades y capitalizar sus ventajas.

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3. Cuestionar el
status quo del sector

Es un ejercicio que muchas empresas ni se plantean: identificar aquellas certezas de nuestro sector que parecen incontrovertibles y preguntarse si lo son en realidad.

A modo de ejemplo, Zara desafió un concepto asumido como un dogma de fe por la industria de la moda formulándose una pregunta que hoy nos parece evidente, pero que no lo era en absoluto a finales de la década de 1990: ¿por qué los lanzamientos de nuevas colecciones han de concentrarse en sólo dos momentos del año? En la actualidad, esta y muchas otras empresas de la industria textil presentan nuevas colecciones casi de manera semanal. 


4. Empezar con objetivos asumibles

Es igualmente importante iniciar el camino de la innovación fijando y consiguiendo un objetivo asumible: lo que se denomina comúnmente un quick win, que hemos de conseguir convertir en un aprendizaje extrapolable a la siguiente innovación para que con cada pequeño paso, la innovación en conjunto pueda ir cobrando mayor relevancia y sus frutos se lleguen a mostrar finalmente en la cuenta de resultados de la empresa.


5. Asignar recursos de forma realista

La limitación de tiempo y recursos es común a cualquier empresa, pero para las pymes estos dos bienes resultan especialmente escasos. Dado que la innovación suele ser muy intensiva en ambos, es importante analizar de forma realista en qué medida nuestra empresa está en disposición de simultanear su operación corriente con un proceso innovador, a ser posible, antes de lanzarlo.

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6. Si hay recursos, asignar un presupuesto adecuado

Una vez abordado de forma honesta el interrogante anterior, el siguiente paso sería asignar un presupuesto y un equipo adecuado para alcanzar los objetivos planteados.

Si bien puede parecer una obviedad, “racanear” presupuesto es quizás la principal causa de que los procesos innovadores no prosperen en millones de empresas. En el caso de las personas, más allá de dimensionar bien al equipo, es vital lograr su implicación en el proceso, transmitiendo ilusión y la creencia firme de que este es, en realidad, un reto colectivo.


7. Aprender metodologías de desarrollo ágil

Si bien las compañías más convencionales suelen mirar con extrañeza a las startups, estas empresas incipientes son un excelente espejo en el que mirarse para acometer procesos innovadores.

Las pymes pueden aprender mucho de las startups y de metodologías como el lean startup, que plantean ciclos rápidos de desarrollo de nuevos proyectos para probarlos en el menor tiempo posible y, en caso de fallo, aprender de forma ágil y barata y estar en disposición de aplicar lo aprendido para volver a intentarlo.


8. Analizar y sacar conclusiones de todos los datos de tus clientes

El concepto de big data se usa últimamente de forma muy poco matizada. Ese big data no es más que gran cantidad de datos que las empresas tienen de sus clientes pero a los que tradicionalmente no habían prestado una especial atención.

¿Cómo se reparten las preferencias de nuestros clientes por nuestra gama de productos a lo largo del año? ¿Qué canal utilizan para consultar las novedades y cuál eligen en cambio para comprarlas? En todo proceso de innovación es de vital importancia analizar los datos y sacar conclusiones de ellos que ayuden a tomar decisiones más certeras y testear si se está acertando con el plan de innovación y su ejecución. 

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9. Entender que la innovación no tiene fin

Es importante no ver la innovación como una travesía con origen y destino, sino como un camino que se empieza a recorrer pero que, tras su finalización, ha de marcar la ruta hacia el siguiente proceso innovador.

Para lograrlo, es importante plantear la consecución de un primer éxito como una oportunidad para instalar el concepto de innovación en la cultura de la empresa. Para ello, hay que reconocer el mérito de sus promotores y ejecutores, difundir entre toda la plantilla los resultados e incentivar la intraemprendeduría.


10. Redefinir el modelo de
outsourcing

Aunque las empresas convencionales tienen mucho margen para explotar las capacidades de innovación de sus empleados –a menudo early adopters de nuevas tecnologías, o deseosos de embarcarse en proyectos que rompan sus inercias y rutinas–, es poco realista pensar que un proceso innovador puede llevarse a cabo únicamente con recursos propios.

La colaboración con otras empresas resulta imprescindible, y por ello es necesario redefinir los modelos de outsourcing para tender hacia una colaboración más próxima al término “socios tecnológicos” que al de “proveedores de servicios”.

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*Esta entrada fue publicada originalmente el 29/03/2016

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