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La tecnología de firma electrónica para el sector médico está llamada a cambiar muchos de los procedimientos administrativos que se desarrollan en el día a día del sector.

De hecho, esta sencilla herramienta permite mejorar la eficiencia y seguridad de diversos trámites, proporcionando una mayor comodidad y rapidez tanto para el personal sanitario como para los propios pacientes.

En este artículo analizaremos cómo se puede implementar la firma digital en este ámbito, centrándonos especialmente en su aplicación al consentimiento informado.

¿Qué es la firma electrónica?

La firma electrónica consiste en una serie de datos electrónicos que se vinculan con determinada información asociada al firmante. Técnicamente, según la definición que nos ofrece el Reglamento eIDAS de la Unión Europea (Reglamento UE Nº 910/2014), la firma electrónica sería:

Un conjunto de «datos en formato electrónico anejos a otros datos electrónicos o asociados de manera lógica con ellos que utiliza el firmante para firmar».

Fundamentalmente, existen tres grandes tipos de firma electrónica:

  • Firma electrónica simple: sería aquella que no identifica fehacientemente a la persona firmante.
  • Firma electrónica avanzada: se caracteriza porque permite identificar al autor de la firma de forma fehaciente, además de verificar la integridad del contenido firmado.
  • Firma electrónica cualificada: ofrece las mayores garantías de seguridad y goza de presunción de validez jurídica. Exige un certificado cualificado de firma electrónica, así como un dispositivo seguro de creación de firma cualificado, que cumpla los requisitos que se establecen en el mencionado reglamento europeo.

La firma de médico digital

Cuando hablamos de firma de médico digital o de firma electrónica médica, estamos refiriéndonos a cualquier aplicación de esta tecnología al ámbito médico.

Por tanto, se trata de un concepto genérico, no definido a nivel legal, que simplemente utilizamos para englobar todo tipo de casos de uso de las herramientas de firma electrónica dentro del ámbito sanitario.

Así, algunos ejemplos de utilización de esta tecnología serían los siguientes:

  • Tramitar el consentimiento informado del paciente, antes de proceder a un determinado procedimiento terapéutico. Por su relevancia, dedicamos el último apartado de este artículo a examinarlo en detalle.
  • Recabar el consentimiento para el tratamiento de datos personales, a efectos del RGPD (Reglamento UE 2016/679 del Parlamento europeo y del Consejo).
  • Firmar recetas electrónicas.
  • Expedir certificados médicos en el ámbito digital.
  • Realización de trámites en el ámbito colegial. Por ejemplo, para la participación en asambleas virtuales, emitir votos, firmar comunicaciones oficiales, etc.
  • Realizar trámites administrativos, laborales o tributarios. Así, en el ámbito sanitario privado, son frecuentes los trámites relacionados con la Seguridad Social (para la contratación de trabajadores), Hacienda, etc. que pueden realizarse con mayor comodidad online.

Como decíamos al inicio, los potenciales beneficios de esta tecnología en el sector médico son muy importantes. A continuación, desgranamos algunos de los más destacados.

Ventajas de la firma electrónica médica

Las principales ventajas de la utilización de la firma de médico digital o firma electrónica médica son las siguientes:

  1. Mayor nivel de seguridad jurídica. Tanto la firma del doctor o doctora como la de los pacientes puede beneficiarse de un nivel de seguridad jurídica más elevado, ya que resulta mucho más difícil de falsificar o alterar con posterioridad a su firma. Además, no está limitada por la fragilidad propia del soporte papel ni corre riesgo de extravío.
  2. Comodidad. La firma de médico electrónica, así como la que deba emitir el paciente, resulta mucho más sencilla de recabar, ya que no exige la presencia física de los interesados. Por tanto, sería perfectamente posible que el paciente firmase el consentimiento informado u otro documento desde su propia casa o en el lugar en que se encontrase, incluso a través del teléfono móvil.
  3. Ahorro de costes. Por ejemplo, costes de impresión de documentos (tinta, papel, etc.), al poder mantenerse íntegramente en el dominio digital.
  4. Incremento de productividad. Los procedimientos pueden diseñarse y estandarizarse de la forma más eficiente posible, ahorrando tiempo y minimizando la probabilidad de que se cometan errores.
  5. Reducción del uso de papel y otras ventajas medioambientales. Efectivamente, la utilización de papel y tinta, así como los eventuales gastos de correo postal o de transporte, pueden reducirse muy significativamente gracias a la firma de médico y paciente electrónicas.

Consentimiento médico y consentimiento del paciente

El consentimiento informado médico, como decíamos, es el documento en el que el paciente manifiesta estar de acuerdo con el procedimiento o intervención a los que se va a someter.

Para que sea plenamente válido, este consentimiento debe reunir tres requisitos esenciales:

  • Voluntariedad: el paciente manifiesta inequívocamente su voluntad de acceder al tratamiento.
  • Información: ha de informarse al paciente acerca de todas las características de la intervención. Así, entre otras cuestiones, debe indicarse en qué consiste, cuáles son los posibles riesgos y efectos secundarios, cuáles son sus beneficios, si existen o no tratamientos alternativos y por qué se ha elegido el que se propone, etc.
  • Comprensión: debe existir garantía suficiente acerca de que el paciente comprende todos los extremos indicados en el documento de consentimiento informado.

Además, la normativa establece cuál es el contenido mínimo de este documento en lo que se refiere a la identificación inequívoca del paciente, lugar y fecha de la firma, etc.

Aunque la inercia lleva a que el papel siga perviviendo en muchos casos como el formato habitual para acreditar el consentimiento informado, nada impide que pueda tramitarse digitalmente.

De hecho, la utilización de la firma electrónica conlleva las importantes ventajas que veíamos en el apartado anterior: rapidez, comodidad, seguridad, ahorro de costes y minimización de errores, entre otras.

Así, una vez firmado:

  • El documento no puede alterarse.
  • Identifica fehacientemente al paciente.
  • No existe riesgo de pérdida o destrucción física del documento.
  • El consentimiento queda inmediatamente incorporado a la ficha del paciente. Por tanto, va a poder consultarse en cualquier momento y desde cualquier lugar, agilizando todos los trámites.

En definitiva, la firma electrónica para médicos y pacientes es una herramienta fácil de implementar, que puede aportar grandes beneficios a la práctica diaria de hospitales, clínicas y demás centros e instituciones del sector sanitario.

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