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Posted by Leyre Soto on 6/04/21 10:00
La firma autógrafa fue durante mucho tiempo la única opción que teníamos para formalizar por escrito un contrato o cualquier otro tipo de acuerdo.
Sin embargo, siempre ha presentado numerosos inconvenientes que dificultan su uso o que podían llegar a generar ciertos conflictos. En este artículo analizamos los más importantes.
¿Qué encontrarás en este post?
Basándonos en la definición del diccionario, podemos decir que la firma autógrafa es aquella firma que está escrita de mano de su mismo autor. Es decir, se trata de la firma manuscrita realizada por la persona a quien pertenece.
Así, como tal rúbrica manuscrita, se trata de un signo personal e intransferible que, en principio, identifica a la persona firmante.
Como decíamos en la introducción, la firma autógrafa ha sido omnipresente en nuestras vidas desde hace siglos. Y, por supuesto, todavía a día de hoy sigue siendo ampliamente utilizada.
Así ha sucedido en la formalización de contratos de trabajo, compraventa, alquiler o cualquier otro. Pero también para la constitución de empresas, la autorización de informes y declaraciones, para impartir y aceptar órdenes o instrucciones y un larguísimo etcétera.
A lo largo de la historia, ha servido para aprobar leyes y firmar sentencias, y se ha empleado tanto para autorizar acuerdos de paz como declaraciones de guerra. De hecho, figuras como las de los notarios y otros fedatarios públicos descansaban, en buena medida, en la autoridad de una firma manuscrita.
Por tanto, la firma autógrafa ha sido muy útil a lo largo de la historia, facilitando transacciones y otorgando cierta seguridad jurídica.
En este sentido, sus principales características serían las siguientes:
Como luego veremos, uno de los inconvenientes de la firma autógrafa es la dificultad de comprobar su veracidad.
En este sentido, en caso de duda o conflicto, las tres vías principales que tenemos para determinar la veracidad de una firma autógrafa son las siguientes:
De este modo, vemos cómo la firma manuscrita no incorpora, en sí misma, ninguna garantía de autenticidad. Por tanto, es susceptible de falsificaciones o alteraciones, como veremos a continuación.
Aunque ya hemos apuntado alguno, los principales inconvenientes de la firma autógrafa son los siguientes:
Veámoslos con más detenimiento:
Como ya hemos visto, la firma autógrafa no proporciona, por sí misma, garantía de veracidad. Siempre va a necesitar el complemento de un testigo, fedatario o perito que acredite su autenticidad.
Por tanto, en caso de conflicto, puede conllevar un proceso lento, costoso y problemático.
Al requerir un soporte en formato papel, la firma autógrafa debe:
En cualquiera de los dos casos, requiere un gasto de tiempo y dinero que puede llegar a ser significativo, sobre todo si el volumen de documentos a firmar es considerable.
Como es sabido, el soporte papel acarrea sus propios inconvenientes, que se suman a los de la firma manuscrita. De este modo, el papel:
Como acabamos de mencionar, las firmas manuscritas pueden alterarse, borrarse o modificarse después de ser realizadas. Así, no es fácil garantizar su integridad durante todo el proceso.
Por supuesto, es bien conocido el problema de las falsificaciones. Es decir, que una tercera persona trate de hacer pasar como auténtica una firma falsa, no realizada por el supuesto firmante.
Finalmente, también existe la posibilidad de que dicho firmante repudie la validez de la firma. Es decir, que niegue que la firma manuscrita haya sido realizada por él.
En todos estos casos, se producirán conflictos que podrían requerir la intervención de peritos y acabar en la vía judicial.
Sin duda, todos los anteriores inconvenientes de la firma autógrafa acarrean unos ciertos costes en tiempo y dinero que no podemos ignorar. De este modo, sin ánimo de ser exhaustivos, tenemos los siguientes:
Por supuesto, en caso de conflicto, a esto se sumarían todos los costes del procedimiento judicial, peritos, etc., con los retrasos que conlleva.
Como es lógico, el uso de papel y tinta, los envíos postales y los desplazamientos de personas implican unos costes medioambientales bien conocidos por todos.
Por supuesto, hoy en día existen transacciones que, simplemente, no permiten el uso de la firma manuscrita. Pensemos en la realización de compras online o en la prestación del consentimiento a ciertos trámites que se realizan exclusivamente dentro del entorno digital.
Sin duda, la mejor alternativa para evitar todos estos inconvenientes de la firma autógrafa sería utilizar alguno de los distintos tipos de firmas electrónicas que existen actualmente.
Así, más allá de la simple firma autógrafa digitalizada, existen formatos de firma electrónica que nos permiten:
De este modo, ya sea una sencilla firma electrónica en Word, realizada con el ratón, o una firma electrónica avanzada o cualificada, sus ventajas resultan más que evidentes.
Por tanto, la firma electrónica te permite ssuperar los graves inconvenientes de la firma autógrafa, de una forma simple, eficaz y asequible.
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